+Sentada en un parque de niña me hice una herida con la inicial del chico que me gustaba. Me levantaba la costrilla todos los días para que me dejase cicatriz y así no olvidarlo nunca. Juraba que era el amor de mi vida.
-Bueno, como todos los críos, ¿no?
+No. Como todo el mundo. El primer amor y el último se sienten igual, eso es lo que se tarda en entender.
-Y, ¿cuándo te diste cuenta tu?
+Cuando dejé de rascarme. Llega un día en el que te das cuenta de que en esa pareja sigues solo tu. Que lo único que te mantiene a él es esa herida y que haciendola sangrar no mantienes vivo su recuerdo, sino el dolor de la pérdida.
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